Cremas antiarrugas mejor valoradas por la OCU, alivian las arrugas hasta un 20%
En el universo de la cosmética antiedad, las promesas suelen ir por delante de los resultados. Por eso, cuando una organización de consumidores pone cifras, el debate cambia de tono. Un análisis reciente de la Organización de Consumidores y Usuarios, OCU ha evaluado 13 cremas antiarrugas de venta habitual en farmacia, perfumería y supermercado, y concluye que sí pueden reducir la profundidad de las arrugas, aunque dentro de un margen moderado.
El estudio se centró en un perfil concreto, 30 mujeres de entre 40 y 65 años, con patas de gallo leves o moderadas, y se apoyó en mediciones instrumentales, no solo en impresiones subjetivas. Para cuantificar cambios, la OCU empleó el dispositivo PrimosCR en la medición de arrugas y un corneómetro para valorar la hidratación de la piel en distintos puntos del rostro. El periodo de uso fue de alrededor de un mes, bajo supervisión dermatológica.
Con esos datos, el titular más honesto es claro, hay mejoría, pero no milagros. En términos generales, las cremas probadas se mueven entre un 10% y un 20% de reducción de arrugas, y ninguna alcanza la etiqueta de eficacia “muy buena” en ese apartado. Donde sí brillan, prácticamente todas, es en hidratación, un factor que no borra el surco de un día para otro, pero sí puede contribuir a que la piel se vea más uniforme y, sobre todo, a prevenir que las líneas se marquen con más rapidez.
Entre la ciencia y el marketing, lo que de verdad dice la prueba
Uno de los puntos que más llama la atención es la distancia entre precio y rendimiento. La OCU calcula que, siguiendo pautas de aplicación repartidas en mañana y noche, con una dosis orientativa de 1,54 gramos diarios, el gasto anual puede dispararse. En el rango analizado, se habla de unos 576,60 euros al año en la opción mejor valorada, frente a alrededor de 45 euros al año en la identificada como “Compra Maestra”, con un resultado global competitivo para presupuestos ajustados.
En eficacia antiarrugas, solo dos productos se sitúan en el escalón “bueno” por medición, y lo hacen con cifras muy próximas, pese a que su etiqueta de precio no tenga nada que ver. La Filorga Creme Time Filler, con un precio de referencia alrededor de 51 euros por 50 ml, logró una reducción aproximada del 20,5%. Muy cerca quedó Cien Q10 Intense FPS 15 día, asociada a un precio cercano a 3,99 euros por 50 ml, con una reducción estimada del 20,3%. El contraste resume bien el mensaje de fondo, pagar más no garantiza un salto proporcional en resultados.
Además, la parte sensorial, que suele ser decisiva en el uso real, no quedó en un segundo plano. Las participantes describieron, en general, un uso agradable, sin sensación pegajosa y con absorción correcta, y valoraron positivamente la suavidad y la elasticidad que aportaban las fórmulas. En cuanto a la percepción de arrugas, varias marcas se percibieron como una mejoría “ligera”, en el grupo aparecen Cien, Nivea, Sisbela y Weleda, mientras que el resto se calificó como “buena” en percepción, aunque el estudio insiste en que la medición objetiva mantiene el listón en ese rango moderado.
Hay, además, un límite que conviene entender para no frustrarse. La normativa cosmética impide que estos productos actúen más allá de la epidermis, un terreno reservado a medicamentos. Eso condiciona lo que una crema puede lograr sobre una arruga ya instalada. Aun así, las fórmulas suelen apoyarse en activos muy presentes en la conversación científica y comercial, como retinol, vitaminas como C, E, B3 y Q10, ácidos como el glicólico, láctico o cítrico, y ácido hialurónico, cuya utilidad depende de la concentración y, sobre todo, de cómo esté formulado el producto.
El análisis también mira donde muchas veces no se mira, el etiquetado y el envase. Por un lado, se señalan reclamos publicitarios con respaldo insuficiente en algunos casos. Por otro, se detecta la presencia de fragancias potencialmente alergénicas en distintas cantidades, con un ejemplo extremo en Xhekpon con ocho, y cifras relevantes en Weleda con cinco, además de casos en Cosmia y Cien con tres, y menciones puntuales en Nivea Q10 y Deliplus. Para pieles sensibles, estos detalles importan tanto como el titular de “antiarrugas”. En sostenibilidad, la fotografía no es especialmente favorable, se aprecia margen de mejora por exceso de material, e incluso formatos tipo refill, como el citado en Avène, no siempre implican la opción más eficiente.
