Escleroterapia, el tratamiento para varices y arañas vasculares, precio y efectividad
Las varices y las arañas vasculares son mucho más que un asunto estético para muchas personas. En piernas cansadas, sensación de pesadez o pequeños vasos visibles, suele aparecer la misma pregunta, si existe una solución eficaz que no obligue a pasar por quirófano. En ese punto entra en juego la escleroterapia, una técnica médica que se realiza en consulta, de forma ambulatoria, sin necesidad de anestesia y con vuelta prácticamente inmediata a la rutina.
En términos sencillos, la escleroterapia consiste en inyectar un agente esclerosante dentro de la vena que se quiere tratar. Ese producto provoca una reacción controlada en la pared del vaso, la vena se colapsa, deja de conducir sangre y el organismo la va reabsorbiendo con el tiempo. Es una opción especialmente utilizada cuando se busca mejorar telangiectasias y varices pequeñas, y suele requerir paciencia, porque el cambio no es “de un día para otro”, sino progresivo.
Antes de pinchar, lo importante es acertar con el diagnóstico. En la práctica clínica, se realiza una valoración completa del sistema venoso y, con frecuencia, un Eco Doppler para localizar qué venas están realmente afectadas y decidir si son candidatas a escleroterapia o si conviene tratar primero un problema venoso más relevante. Ese “mapa” previo marca la diferencia entre un resultado bonito y uno que se queda a medias. También hay detalles logísticos que cuentan, como acudir con ropa cómoda y, en el caso de la microespuma, evitar cremas o lociones hidratantes el día de la sesión.
Cómo se hace una sesión y qué puede esperarse después
El procedimiento se realiza con una aguja muy fina y suele durar desde pocos minutos hasta algo más, según la extensión de las venas a tratar. El esclerosante puede administrarse en forma líquida o como microespuma, una modalidad que en determinados casos permite un mayor contacto del fármaco con la pared venosa. En ocasiones, cuando se tratan venas menos visibles o se busca máxima precisión, el especialista puede apoyarse en ecografía. En cuanto a resultados, el cambio suele ser gradual, con venas que se atenúan o desaparecen a lo largo de las semanas, y con casos en los que se necesitan varias sesiones para alcanzar el efecto esperado.
Tras la sesión, lo habitual es que la recomendación sea sencilla y muy práctica, caminar al terminar, usar medias de compresión si el médico lo indica y retomar la vida diaria con normalidad. Aun así, hay señales esperables que conviene conocer para no alarmarse, puede aparecer molestia localizada, sensación de tirantez, pequeños hematomas o zonas algo inflamadas y enrojecidas en el trayecto tratado, normalmente temporales. También se insiste en cuidar la piel, evitando la exposición solar directa y utilizando protección alta, porque el sol puede favorecer marcas indeseadas durante el proceso de recuperación.
Uno de los puntos que más preocupa es el de los efectos secundarios. Además de los moratones, a veces pueden aparecer manchas de pigmentación en la zona tratada. Es un efecto que no suele ser grave, pero sí incómodo, y se intenta prevenir combinando compresión, hábitos prudentes y fotoprotección. En el otro extremo, existen complicaciones poco frecuentes pero importantes, por eso el médico pregunta por antecedentes, medicación y factores de riesgo. En general, se evita el procedimiento en situaciones como embarazo, trombosis activa, infecciones graves o alergia conocida al esclerosante, y se valora cada caso con cuidado cuando hay patología vascular compleja.
Para quien llega buscando en Google “precio de la escleroterapia”, la respuesta realista es que depende de la ciudad, el número de venas, la técnica y las sesiones necesarias. Como orientación habitual en España, una sesión suele moverse aproximadamente entre 100 y 200 euros cuando se trata de casos sencillos, aunque el coste puede subir si el abordaje es más amplio, si se recurre a microespuma o si se combinan técnicas. También hay que contar, en algunos casos, la primera consulta, la prueba Eco Doppler, y el material de compresión, que no siempre va incluido en el precio final. Lo sensato es pedir un presupuesto tras la valoración, porque el “total” suele construirse por fases y no con una cifra única.
En conjunto, la escleroterapia para varices y arañas vasculares se ha consolidado como una opción muy extendida por su carácter ambulatorio y por el equilibrio entre eficacia y recuperación. Aun así, el mejor resultado suele venir de una combinación de expectativas realistas, diagnóstico correcto y cumplimiento de cuidados posteriores. En salud vascular, el detalle cuenta, y en este tratamiento, casi tanto como la inyección.
